miércoles, 22 de julio de 2009

16ª PÁGINA DE MI NOVELA "EL AMOR ES ROJO PASIÓN". Disponible en www.bubok.com

zapatos, la ropa, y cuidadosamente la metió en el armario. Desde que su abuela no estaba, su atención hacia el aseo doméstico había cambiado de forma radical. Quizá se sintiera por primera vez responsable de su propia vida lo que provocó ese giro.
Calzado con zapatillas domésticas se dirigió a su pecera.
Le gustaba tener peces: mascotas que no pedían caricias, ni contacto, ni tiempo para jugar, ni educación. Sólo comida. Y a veces ni eso. Augusto compraba con entusiasmo especies que se devoraban entre sí sólo por el placer de verlas comerse unas a otras. Después... la calma.
Por la noche, cuando todo dormía, él observaba sus peces, hipnotizado por el frenético movimiento en el más absoluto silencio. Solo mirarlos; no era necesario decirles nada y ellos tampoco necesitaban a nadie.
“And the glory of the Lord shall be revealed.
And all flesh shall see it together, for the
mouth of the Lord hath spoken it.”
Augusto miraba los peces y se preguntaba si ellos entenderían la música, ¡qué diferente sería el sonido a través del agua! ¿Cómo se oirían ese fugato, el acompagnato, el aria? ¿Podría sentirse el mismo estremecimiento? ¿La misma inquietud? ¿O perdería toda su fuerza y en lugar de música parecería toda la obra un barullo sin sentido? Un patio de porteras con la música estruendosa e insustancial de un tiovivo de fondo.
<¡Un día he de traeros una piraña!> –se decía con frecuencia. Pero la certeza de que esa orgía caníbal apenas iba a durar unos minutos le disuadía de hacerlo.
Permaneció observándolos durante un buen rato. Por fin se dio la vuelta y se encaminó hacia la estancia de la casa que él más apreciaba. Se agachó para abrir la puerta, entró y cerró con llave. Esto último lo hacía siempre. Aunque ahora su abuela ya no estaba para interrumpirle él no había perdido la costumbre; es más, si no lo hacía estaba inquieto temiendo siempre que alguien pudiera descubrirle. , pensaba en voz alta. Y él odiaba, además de a los que estropeaban lo prestado, a los fisgones, a los cotillas incapaces de controlar

No hay comentarios:

Publicar un comentario