sábado, 4 de julio de 2009

CARAMELO AMARGO

CARAMELO AMARGO


Entre el humo y los escombros de edificios ardiendo
Surgió Thérèse como un espectro.
Con su abrigo rojo sangre.
Con sus zapatos rotos
mirando al cielo.
Baja en autoestima. Sin energía.

Harapienta como un mendigo.
Llorando como una niña abandonada.
Sólo quería morir.

Fue en la Plaza Trafalgar.
El décimo año de la última gran guerra.
Malherida, agotada. Muñeca rota.

Hui de su cruce de miradas.
No quise ayudarla.
La perseguí hasta robarla, acosarla.
Dijo haberse perdido.
Era la última en toda la ciudad.

En el bolsillo un puñado
¡de migajas!
Había olvidado lo que era ser feliz.
Toda su vida combatiendo.

Derrotada, ofreció:
te daré mis migas
si prometes ayudarme.

Entre sorprendido y ofendido
Asentí.

Le mentí.

Le quité las migas.
Le quité el abrigo.
La violé.
Y al final
también le quité la vida.

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