miércoles, 22 de julio de 2009

MUDANZA

MUDANZA


Jessica abandonó a su marido.
Era inevitable.
Le entregó media vida.
En tiempo, trabajo, amor, sexo.
No recibió ni un beso.
A cambio.

Jessica preparó su mochila.
Gerard con desprecio miraba.

Lo de siempre.

Volverás, no puedes apartarte de mi.
Te equivocas.
Antes debí haber puesto fin.

Como siempre.

En la mochila pocas cosas.
Jessica se había propuesto cambiar.
De marido, casa, ciudad, vida.
De ella misma.

En su corazón un gran peso.
Quizás, el remordimiento.
Por todo lo que había decidido enterrar.
Al marido, la casa, ciudad, vida.

En su esperanza, un gran alivio.
Por fin, un respiro.
Libertad, descanso. Ilusión.

Jessica se había propuesto cambiar.
Se abrió la piel, de abajo a arriba.
Una nueva mujer se escondía dentro.
Aún sin hacer.

Sufrió mucho, sangró sin parar.
El tiempo cicatrizó las heridas.
Algunas, nunca lo hicieron.

La nueva Jessica
era una mujer muy sensual.
No obstante.

Despertó:
en las mujeres la envidia
en los hombres, deseo.
En su rostro, una bella sonrisa.

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