lunes, 24 de agosto de 2009

MADELEINE


MADELEINE


Paseaba Madeleine por la playa. Llena.
Ella, tal vez de pena.
La playa, de palmeras:
601.

Paseaba Madeleine por su playa, llena.
Ella, de excitación.
La playa, con un vapor.
¡Helados! ¡Refrescos! –billetes de ida.
¡Bebidas frías! ¡Gorras! –una nueva vida.

Madeleine miraba al vapor con discreción.
Quería un billete, por su corazón.
En la playa, las palmeras.
Detrás de ella, 601 muestras.
De once millones de esquizofrenia.
De dobles vidas. Vidas dobladas.
Ella, vivir el doble quería.

¡Helados de chocolate y nata! –camarotes de primera.
¡Esquizos! ¡LSD! ¡Neurolépticos! –próxima partida.
¡Mojitos! ¡Cerveza! ¡Tónica! –valor para una vida fuera.

Madeleine su pie miraba. El dedo roto: corazón en pie.
Podré hacerlo, yo sí que podré.
Con dedo, o sin él.
-Un pasaje, caballero.
Un crucero Paraíso Infierno.

¡SCAN! ¡DSM! ¡PANSS! –bajo la gorra lo dejo.
100 dólares. ¿Sobrepeso?
-Engordé 24 kilos. Sólo eso.
-Espere la próxima ola. Con ella elevará el vuelo.

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