lunes, 7 de septiembre de 2009

18

18


Nací en un día como hoy:
nada tenía de especial.
Madrugué gritando y llorando:
signo de los tiempos.
Asomándome al mundo sin pena ni gloria
fue lo primero que hice vomitar:
acto reflejo producto de la observación.

Tarde para arrepentirse
no quedó otro remedio que crecer.
Y de cuando en cuando cumpleaños:
es lo suyo.

Pasaron los años y los regalos.
Unos los conservo, otros me los quitaron.
El último, el más inesperado:
una caja sorpresa con programa de apertura retardada.
¡Siete meses menos un día!

En aquella caja, fuerte, 18 plumas
De Cisne Real, y reales.

Una para marcar mis libros
Dos para taparme los ojos cuando no quiera ver
al mundo que me parió.
Tres para cada uno de mis pies:
siempre me estimuló correr.
Cuatro para hacerme unas alas
¡Y volar!
Cinco por ser los sentidos con los que yo te miro.
Quedan las otras tres para reponer lo anterior.
Cuando sea menester.

Hoy pienso que, quizás,
no fuera tan mala idea
eso de nacer.

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