martes, 8 de septiembre de 2009

25ª PÁGINA DE MI NOVELA "EL AMOR ES ROJO PASIÓN". Disponible en www.bubok.com

Se acabó la canción y comenzó a hablar el locutor, ya le extrañaba a Augusto que tuviera el camarero esa clase de música, y mucho menos aún que se molestara en pinchar discos.
Sin duda el tono gritón, las frases repetitivas, machaconas, las palabras arrojadas, escupidas al tun-tun por el micrófono, era algo que le irritaba profundamente por todo lo que tenía de excesivo y molesto. Difícil encontrar un programa musical cuyo locutor no fuese un charlatán de feria zaragatero y atronador con una más que ligera tendencia a la sobreactuación.
Decidió que ya había oído bastante, se incorporó y se marchó dando grandes zancadas pues era esta una de sus formas inconscientes de eliminar la agresividad.
- ¡Será imbécil el camarero este! ¡Pues no te fastidia que tiene puesta la radio! ¿¡Y el de la radio!? ¡A mí qué me importan Susana, Paco y toda su parentela! ¡Tanto palabreo para acabar como todos, diciendo el tiempo, la hora y el título! ¡Siempre le arrebatan a uno cualquier momento de inspiración!
Entre patada y patada, tanto de sus pensamientos como de sus piernas, pasó por el escaparate de una ferretería y el acero inoxidable resplandeciente del menaje de cocina expuesto le trajo a la memoria el accidente de Vero.
- ¿Dónde estará ahora? –se preguntó.
Desde aquel día en que él la acosó, la violó con ojos depravados, ella le retiró el saludo; la mirada, todo. Sin embargo, esa no fue la última vez que la oyó gritar.

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