domingo, 4 de octubre de 2009

26ª PÁGINA DE MI NOVELA "EL AMOR ES ROJO PASIÓN". Disponible en www.bubok.com

“MIÉRCOLES.”


Aunque había pensado en ella varias veces, casi se le olvida la cita que tenía con Valerié, pues éste es el nombre que él le había puesto. Miró el reloj y vio que casi eran las cinco; se limpió los zapatos apresuradamente, para esto él era un maniático, cogió la cazadora y cerró de un portazo. No había llegado al rellano del tercer piso cuando echó en falta que no se había puesto colonia. Se dijo: "El olor siempre queda". Así que dio media vuelta y de tres en tres subió el puñado de escalones.
Ya en el cuarto de baño, rebuscó en el diminuto armario esa colonia que él creía más apropiada para un primer encuentro... más o menos formal. En la librería ella se despidió bruscamente pero seguro que esta vez todo sería distinto.
Dudaba entre “Bohèmien”, “Congé” o “Bois de Santal”. Si una tenía almizcle la otra le extasiaba por el ámbar, y de la última le entusiasmaba el profundo olor a musgo, a bosque cerrado, de invierno. ¿Y aquella con aromas de madera, tabaco y cuero? "Demasiado orgánico" –pensó.
Se quedó con el musgo porque "A todo el mundo le gusta el olor del bosque".
Miró el reloj con nerviosismo y en cuatro saltos locos llegó hasta la calle. Otra vez andando a zancadas, otra vez con el tiempo justo, otra vez llegando tarde y sin excusa.
- ¿El bar? ¿Qué bar era? –se preguntaba con enojo. Bufando más y más por no haberle dejado explicarse. Resultó que en la dichosa calle no había uno, sino tres; así que no le quedó otro remedio que entrar en cada uno de ellos.
Cuando llegó al tercero y comprobó que en ninguna mesa de las que con tanto descaro había mirado estaba ella, le sobrevino uno de sus ataques de ansiedad. "¿Me habré equivocado de día? ¿Será otra calle? ¿Dónde estará Valerié?" –Preguntas inútiles que solo servían para ponerle aún más nervioso.
Así que allí estaba él, en medio de una calle semidesierta, pasadas largas las cinco de la tarde, asfixiado por la excesiva cantidad de “Bois de Santal”, con la cazadora

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