miércoles, 14 de octubre de 2009

ESPEJISMOS

ESPEJISMOS


Patrullando entre las rocas de este acantilado violento
descubrí los restos del último naufragio:
objetos y vísceras encarcelados en sus grietas de cuarzo.

Salvada del hundimiento encontré una bitácora.
Y su cuaderno y sus notas.
Y sus notas a pie de nota.
Mensajes ocultos de un hundimiento anterior al hundimiento.

Reconstruí con ellos el último capítulo
de una historia plena de aventuras.
Y desventuras.

Descubrí una vida atormentada
perdida en el abismo.
El mismo que engulló aquel barco a la deriva.

Allí estaba escrita
fragmentada y dispersa
la carta del adiós definitivo.
Palabras enredadas entre doctrinas de chamanes y curanderos
Ideas copiadas a falsos profetas
Sueños importados en el todo a cien de la prensa quincenal
Catálogos de fin de semana inolvidable en paraje de ensueño,
con sueños de pesadilla que no se mencionan.
Hilachas de otro mundo es posible con un mañana mejor
Consejos para ser feliz servidos por periodistas fracasados
Tentaciones de aventura en los confines de la tierra
impresas en catálogos de barrio
Medidas drásticas de cambio animadas por consejeros de sillón
Soflamas, cantinelas y cuentos de hadas para ingenuos sin personalidad
Cantos de sirena que solo cantos son:
el abrazo letal que te paró el corazón.

Con estos retazos he escrito una novela que ya conocía
reconstruido una historia vivida y perdida.
Con ella guardada en un cofre de maderas innobles
preparé un funeral.

Asistieron el chamán, el curandero, el profeta,
el periodista mentiroso, el editor fracasado, el libertador enjaulado.
El clérigo oportunista.
Toda la corte de cuentistas y estafadores de sueños.

Ellos te mataron. Yo te enterré.
Pero el duelo no fue compartido.

Sigo patrullando el acantilado de la soledad
aguantando los embistes de unas olas furiosas
en permanente estado de azote y desgaste.

Sólo tengo que esperar,
sé que la zozobra de quienes navegan en solitario
traerá a esta costa un nuevo naufragio.

Supervivientes de lejanos fracasos,
con el viento esperanza llenando sus velas ajadas.
No moriré en el intento.

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