martes, 12 de enero de 2010

OJIPLÁTICO

OJIPLÁTICO


Hoy he visto a mi vecino el suicida
ensayar un nuevo plan para acabar con su vida.

Hoy he visto a la muchedumbre de hombres ausentes
arrojarse por barrancos creyendo que,
en el fondo de ellos,
estaba el amor.

Hoy he visto a un escultor en la calle tocando el xilofón.
A un poeta tallando la piedra y,
esto lo mejor,
a un alcalde pidiendo perdón.
Y a todos pasando la gorra.

Hoy he visto a un pedófilo meter mano a la caja.
A un bebedor morir de sed.
A un pirómano pedir fuego.
A un jugador romper todas las cartas.
Sin leerlas.
No tenían remite ni dirección.

Hoy he visto a los padres de la contracultura y la posmodernidad
ajustarse la corbata del neocapitalismo
y desabrochase el cinturón de la represión y la censura.
Para atizar con él.

Hoy he visto a los hijos del pescador esnifar pegamento
hasta caer muertos.
Y a los hijos de otros padres disfrutar con ello.
Y a los padres de los padres.

Hoy he visto a un funcionario de prisiones abrir todas las celdas
tragarse las llaves y alejarse gritando:
¡no me cogeréis, no me cogeréis!

Hoy he visto a un país entero rendirse a la evidencia.
Y morir gaseado.

Hoy he visto cómo la ira nos arruinó la vida:
la mía, la tuya, la de los otros.

Hoy he visto al desconsuelo encerrarse en su refugio.
Y hundirlo en el fondo.

Hoy he visto salirse de la vía al último tren de cercanías.
Y mirarse los viajeros, rotos y tirados en el suelo,
con esa insoportable lejanía:
la del que sabe cuál fue su último viaje.

Hoy he visto a las piaras de cerdos reunirse en asamblea
y elaborar la carta universal de los derechos de los animales.
A toros y vacas inmolarse contra las embajadas
haciendo estallar sus cencerros bomba.
A cocodrilos y gatos cogidos de la mano
organizar revueltas callejeras
quemar escuelas y hospitales y gritar:
¡que no aprendan ni sobrevivan,
no puede quedar humano en pie!
A tucanes y buitres tirarse en picado
contra hombres, mujeres y niños.
He visto agonizar el especismo
con el humo de las civilizaciones extinguidas.

Hoy he visto guardar la verdad en un tarro de aceite.

Y a nadie preguntar por ello.

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