miércoles, 24 de marzo de 2010

MARySOL



MARySOL


Y subidos a lomos de caballos de cartón
galoparemos sin descanso por las llanuras
del mar.
En las praderas de posidonias tomaremos infusiones de coral
servidas en viejas conchas de erizos
de mar.

Tras el caminar desorientado de un cangrejo,
de mar,
seguiremos el rastro de piratas del tiempo y navegantes del pasado.
Armados con colmillos de lamprea
nos adentraremos en las profundidades del abismo
con el valor de las tortugas recién nacidas.
Y por cada tramo explorado nos colgaremos una estrella
de mar.

Encajaremos las piezas
¡todas!
de galeones hundidos
y rescataremos a los inocentes que se ahogaron:
por la mala suerte, las guerras, la corriente.

Con elefantes
de mar,
y leones,
de mar,
prepararemos una cabalgata sin reyes ni magia.
Cargaremos en ellos todo el oro:
perdido, secuestrado, robado, expoliado.
Lo fundiremos para hacer con él escudos que nos protejan de los rayos
del sol.

A salvo, emprenderemos rumbo al firmamento
y seremos la estrella del momento.
Visitaremos estrellas
¡todas ellas!
Hablando de estrellas, ¿qué habrá sido de ella?

La oscuridad del cosmos no será tanta gracias al brillo
del sol.
Del sol de tu mirada.

Adelante, adelante. Siempre con pasos de gigante.

Desde el otro lado del universo,
haremos recuento de todo lo vivido y lo viajado.
Y habrá valido esta vida que nos dimos.
Regalamos, encontramos.

En un planeta enano descansaremos. Pasearemos.
Los años del invierno.
Pasearemos cogidos de la mano.
Nada como tu mano siempre a mano.

Desde un planeta enano recordaremos que nos conocimos siendo jóvenes.
Y aprendices.
Que maduramos hasta ser viejos.
Y felices.

Emprendamos este viaje que nos aleje
de todo lo que, por ser verdad,
o por no serlo,
duele.

Tendrá esto sentido
sólo si vienes conmigo.

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