martes, 22 de junio de 2010

INCÓGNITAS


INCÓGNITAS


Siempre hay cosas para hacer en un momento
pero no un momento para cada cosa.

Se fue la posibilidad de rematar los detalles
y la falta de ellos nos remató definitivamente.

Hay una gran laguna donde se han hundido los recuerdos.
Un páramo donde se perdió toda esperanza de mejorar.

Lo que no mejora empeora.
De mal en peor fichamos cada mañana
para cumplir nuestro horario con la vida.
Pero la vida la hemos cambiado por dinero.
Y por poco dinero.
Somos esclavos y soñamos como tales.

Justo aprendimos a atarnos los cordones
para no perder los zapatos. Porque caer nos caemos igual.
Con ellos pisamos con mala gana deberes y obligaciones.

Nos hemos obligado a tantas cosas que ya estamos acostumbrados.
A ceder.
Somos la otra mejilla. El saco terrero en la trinchera.
Ahí donde se pierden las cartas de amor nunca redactadas.
Donde no llegan las escritas con lágrimas de tinta.

Ahí estamos, viendo morir al compañero. Y para no seguirle rezando.
No asistiremos a su entierro.
Y tampoco queremos participar en el nuestro.

La supervivencia es una vieja incógnita.
Un deseo maldito bien arraigado en el cerebro.
Supervivencia, ¿para qué?
No son súper las vivencias.
No sé por qué tanta insistencia.

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