lunes, 25 de octubre de 2010

IGUAL-DÁ


IGUALDAD


Al paro ha ido la ministra,
esa que la folclórica llaman,
con todo su ministerio.
Por fin se acabó el misterio
de qué hacía este ministerio:

no solucionó el problema
para el que fue inventado
pero sí creó mil problemas
a los hombres de este chiringo.

Unos ya los sufrieron
a otros les está esperando:
falsas denuncias, órdenes de alejamiento. Sólo para los machos.
Sorteo con premio seguro. Sólo si tú eres hombre.
Cárcel por mirar a los ojos, a la vecina de enfrente.
Que siente que la has acosado.

Ha pasado una noche terrible, creyendo que a su casa entrabas.
Soñando que en su lecho dormías, para hacerle tocar el cielo.

Por haber dormido en tu casa, pensando en el trabajo pendiente,
por ella tocarás el infierno.
Por ella, la folclórica y su ministerio.

No hables en voz alta. No oses llevar la contraria.
No toques aunque te supliquen toca.
Métete en el armario si es necesario.
Y sal hecho un hombre nuevo:
un hombre que ya no es hombre porque le gustan los hombres.
Haz lo que se lleva, que a esto lo llaman tendencias.
Y de tendencia en tendencia, ensalzamos la decadencia.
La decadencia que ha elevado a delito
rabietas de adolescente.

Y basta contar un cuento para que en la cárcel acabes.

Por eso, por el inconfesable abominable,
despreciable execrable, delito de ser un hombre.

Al paro ha ido la folclórica. Haremos una gran fiesta.
La haremos sólo los hombres.
La fiesta se hará costumbre. La costumbre tradición.
Con los años la folclórica será folclore.
Y podrás volver a ser hombre.

Tal vez, y esto hay que dudarlo más,
tal vez piropear puedas
a una mujer en la calle.
Y ella no piense en denunciarte
Sino en volver mañana, deseando que se repita.

Así se conocieron los abuelos.

Los abuelos de la folclórica.

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