miércoles, 6 de octubre de 2010

MY NAME IS TOM



MY NAME IS TOM


My name is Tom. Lonely Tom.
Ayer cumplí veinte años. Nada especial:
salvo porque soy un viejo. Un gran viejo.

No hubo festejos, regalos, estirones de orejas,
y mira que las tengo grandes.
Ni siquiera una comida especial.
Nadie recordó mi cumpleaños.
Claro, a veces tampoco recuerdan cómo me llamo,
y se dirigen a mi tirando piedras.

Nací un día cualquiera de un diciembre cualquiera.
Pero la euforia de vivir pronto se tornó amargura del malvivir.
Con cinco meses fui ya condenado:
a cadena perpetua.
No he conocido desde entonces otro lugar donde morar
que en esta casa de campo abandonada.

Mi espacio se reduce a los tres metros cuadrados que me permite
la cadena que aquel día dejé ingenuamente que me ataran:
nunca creí que fuera para siempre.

En este ridículo espacio al que me veo condenado
paso frío en el invierno, calor y sed en el verano.
Me mojo cuando llueve y la nieve me hiela hasta el centro de los huesos.
Es hermoso este paisaje aunque nunca pude disfrutarlo.
El ruido de una carretera cercana me mantiene despierto día y noche.

Ayer, sin ir más lejos, atropellaron a la niña de la casa.
Lo sentí por ella. Y por mí.
Era la única que a jugar conmigo se a cercaba.
Me contaba sus historias de niña inocente
y yo escuchaba agradecido.
Hoy estoy más solo que nunca
y me he declarado en huelga de hambre hasta matarme.

Mi nombre es Tom, Lonely Tom. Y no soy sino un viejo perro.
Lleno de pulgas y garrapatas.
Desdentado, casi ciego, un poco sordo.

Me condenaron a cadena perpetua desde que era un cachorro.
No he conocido otra vida, pero sé que esta no me gusta.

¿Hay alguien ahí que me pueda romper esta cadena?

Sólo quiero morir en libertad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario