domingo, 21 de noviembre de 2010

REVENTÁ


REVENTÁ


No sé los años que tuvieron que pasar
para tomar la verdadera dimensión
de mi existencia o mi ausencia y mi yo.
Acostumbrado estaba a vivir bajo un yugo
de insolencia, de egoísmo. De violencia.

Maltratado y despreciado por un ser que no era ser,
sino insulto y malquerer.
Así las cosas, sólo podía perder.

Definitivamente, el amor ciego te vuelve idiota.
Y de idiota en idiota hice mil idioteces cobardes
y sólo una sensatez valiente:
poner a todo aquello, punto final.
Comenzar otra historia, con letra capital.

Vivimos ahora otra novela.
Escribiendo juntos la trama de un relato
para el que no hemos previsto final.
Tampoco la razón por la que deba terminar.
Entregados como estamos a un historia por entregas:
fieles al compromiso no firmado semanal.

El éxito, está siendo total,
no en forma de best seller:
ni estamos en venta ni nos han comprado con prebendas,
por eso lo llamaremos best lover.
Prensa especializada lo destacará como el mejor Best Value
for no Money.
Tanto, que has dicho estar reventá:
de amor satisfacción orgullo.

Lo mejor, que no he hecho nada especial.
Salvo, según tu opinión de experta parcial,
ser especial.

Y de especial a especial te tiro porque me toca.
Y me dejas y me tocas.
Así han cambiado las cosas:
ya sólo puedo ganar.
Ganar confianza, seguridad, querencia:
por mí y mi existencia.
Una novedad.

Colgado hemos el yugo en lo más alto de la pared de la entrada:
que todos sepan que aquí no hay nadie que manda.
Que todo lo nuestro es consenso.
Consenso sentido y respeto.
Hemos dejado en la calle lo que para esto sobra
pues con las sobras sabemos que viven otros.
Pero no los envidiamos.
No es esa la vida que para nosotros queremos.
Y allá donde vamos se nota que nos queremos,
que juntos nos sobra talento:
son éstas sobras que no tiramos.

Por eso estamos como estamos:
¡estamos que reventamos!

Dame, dame la mano. Que no quiero perderte de mi lado.
Que nada reviente el sueño.
El sueño que es verdadero.

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