martes, 25 de enero de 2011

REALPOLITIK



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A mi vecino sé que le pega su mujer.
No pasa nada: el feminismo está bien visto.
El demonio sólo vive en el machismo. Dicen.

Se disolvió el proletariado para renacer en clase obrera.
Obreras medias, obreras bajas.
Obreras de recortes y rebajas.
Obreras proletarias, otra vez.
No pasa nada: la solidaridad es para los pobres
y su inclinación a las malas costumbres.

Refugiada en la banca y las multinacionales
la clase política debate normas, aprueba leyes,
que a todos protejan de esa chusma indolente y pedigüeña:
la clase obrera.
No pasa nada: todo está como siempre.
Unos reparten hostias con saña,
otros las reciben por costumbre.

Mi otro vecino, el agricultor, no recoge lo que siembra.
Ni lo pretende ni le importa.
No pasa nada: solo quiere subvenciones europeas.
Esas que parece siempre pagan los demás.

El primo del primo del agricultor es ganadero.
Distinto producto mismo sector primario.
Primario básico elemental.
Simple.
Por tanto, ¿qué va a hacer? Pues lo mismo.
Reses de mala raza a cambio de mala paga.
No pasa nada: miles de inspectores
europeos nombrados al efecto
velan por la erradicación del fraude,
sistémico,
y la correcta aplicación del sistema,
endémico.

Países con quiebra al borde del colapso
rocían a su pueblo con el napalm de los impuestos.
Despellejado aquel, berrean, pelean y se matan entre ellos.
Entre tanto, los gobiernos venden deuda pública en los mercados.
En esos especializados en ganado. Ganado humano.
Sociedades de la especulación institucionalizada compran esos paquetes.
Paquetes de esclavos.
No pasa nada: a esto lo llaman las leyes del mercado.
Con las leyes se escribe la justicia.
Y siempre se dijo que la justicia es ciega.
Ciega sí, para no ver lo que está pasando.
Ni defender a estas generaciones de cabizbajos.

Perdidos están nuestros derechos.
Obligados a trabajar hasta morir.
No pasa nada: ¿qué poder no fue sanguinario?
Las tiranías hacen sangre para callarnos.
Las democracias beben la sangre de sus esclavos hasta agotarlos.
Para callarnos.

Grupos de presión hacen lo propio:
con propiedad presionan al gobierno.
Que se note quién es el dueño..
Y el gobierno presiona al resto:
los de siempre. Los esclavos.
¿Cuántas generaciones se deben sacrificar
para recuperar lo perdido en unos años?
¿Cuánto dolor más deben soportar los agotados?
Agotados por el dolor.

A todos los que entregaron su vida por nuestros derechos,
hoy perdidos, hemos traicionado.
No pasa nada: también a esto se habían acostumbrado.

La policía no persigue delincuentes.
No se atreve porque muerden.
Frustrados, muerden ellos, la policía,
a los que no son, delincuentes.
No pasa nada: para eso estamos,
para que nos hostien y encarcelen.
Con nuestros colegas los esclavos.

La pólvora del descontento incendiará parlamentos.
Pero no será aquí porque aquí no pasa nada:
somos carne de impuesto silenciosa.
Y cada cuatro años habla y vota.
Lo que dejan que votes.
Entre tanto, cuando el baile agarrado de la noche electora se esfume,
trabaja calla y paga hijo de puta.
No pasa nada: sólo eres mierda proletaria.
¿Alguien lo dudaba?

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