jueves, 24 de febrero de 2011

SOLUCIÓN


SOLUCIÓN


Hordas de guerreros enfurecidos cruzaron aquella noche la frontera.
Mataron todo lo que encontraron vivo.
Incendiaron todo lo que podía arder.
Robaron todo lo que podía valer algo.

Herederos de antiguos cazadores recolectores,
si aquellos lo hacían para comer, ahora es por codicia y diversión.
No parece que las sociedades agricultoras hayan mejorado gran cosa.
Salvo poder llenarse la panza. Algunos.

Las enfermedades infecciosas pusieron a cada uno en su lugar:
la facilidad con que se muere.
También el que mucho tiene.

Insuficiente. El cambio se tornó irreversible.
Los que antes acumulaban trigo y cabras,
ahora lo hacen con petróleo, valores y derivados.
Que pocos saben de dónde derivan pero a todos nos llevan a la deriva.
La cuenta atrás del neoliberalismo moderno se gestó hace ocho mil años.
El gen del homo ambiciossor se fijó hace ya tiempo.
Y no habrá discurso solidario ni victimas suficientes que lo cambien.
Tal vez un día volvamos a ser cazadores,
pero no quedando fauna comestible habrá que tirar a por el hombre.
Después de todo, no hay razón alguna
para desperdiciar esa enorme biomasa humana plena de proteínas.
El canibalismo debiera ser la mejor opción para acabar con el hambre:
a menos bocas que alimentar más reservas disponibles.
Y los que quedan no mueren de inanición.
Sólo insectos bacterias y virus nos superan en número.
Y con estos, poco alimento.

Hordas de guerreros cruzaron anoche la frontera.
Mataron a todo el que encontraron vivo:
para comérselo.
La naturaleza es sabia. Ha encontrado la mejor forma para acabar
con la sobrepoblación del planeta. Y después,
después ya vendrán otros que nos sustituyan.

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