domingo, 10 de julio de 2011

VOYAGE VOYAGE



VOYAGE VOYAGE


Encaramados a la pata norte de la Señorita de París,
siempre al norte siempre el norte,
trepamos con el aplomo de la iguana hasta la antena más alta.
Agárrame te agarro yo.
Equipo de escalada sin escalas:
arriba, ¡arriba de un salto!
Hoy somos el techo de Francia, my love.
De aquí al mundo.

Amanecimos en Gant sin saber cómo:
hechizo de algún maestro brujo que erró el destino.
Nada importó, supimos aprovechar este cambio de rumbo,
tal vez por esperado.
La historia de la vida de los hombres,
de algunos hombres,
grabada en piedra con el sudor y la sangre de generaciones.
Conquistas, reconquistas, victorias y derrotas,
para rehacerlo todo una y mil veces.
Y acabar siendo lo mismo.
Qué más da
ya corregirá el historiador
los errores de príncipes y reyes.
Ya lo sufragarán los de siempre:
campesinos.

De canal en canal, una barcaza barquilla nos meció
por el barrio de las casas inclinadas
las mujeres torcidas y los hombres distraídos:
clientes.

Venden en sobres de perejil semillas de marihuana:
todo natural. De primera calidad.
La ofrecen junto a bulbos de tierra y fotografías de colores:
todo artificial, lo llaman arte floral.
En algún momento brotarán.
Se supone.

Las camelias granates que te pasearon el día de tu boda
salen a tu encuentro.
Todo un acierto. Nadie lo supo pero,
fuiste en realidad la novia sola.
Habrá que hacer recuento y adquirir buenos ejemplares,
de camelias, de ti no hay pares.
Serán para nuestra tierra lejana.
Los abonaremos con diamantes,
dicen que dan agua para siempre.

Y si infiltrados fuimos en el Rouge de la noche parisina
cómo no hacerlo en los molinos holandeses:
maquinaria zabordada en espera de turistas sorprendidos.
Cruce de épocas, cambio de escenario.
Antes eran para el pan, tan codiciado.
Ahora nadie lo quiere: ni el pan ni el molino.

Fuimos siendo jóvenes adultos.
Hemos vuelto distintos.
Nunca es el viaje indiferente,
si es el viajero inteligente,
ni la historia toca tu piel sin arañarla.
Siempre aquella es desgarrada.
Y desgarra.

Hemos, una vez más y como siempre,
mirado, escuchado.
Y aprendido.
Esto, nunca es suficiente.
Lo sabemos.


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