sábado, 17 de septiembre de 2011

CRISIS


CRISIS


Habiendo hecho los cálculos más pesimistas
sobre el desarrollo de la situación y posterior desenlace
se confirman los peores pronósticos hacia un agravamiento de los hechos,
sus consecuencias y futura repercusión en el contexto actual.

Nombrado al efecto y con carácter de urgencia
un gabinete de crisis provisional
estudiará las distintas vías de actuación si las hubiera
sometiendo al sistema a las más duras pruebas de resistencia
en función del peor escenario posible.

Con ello, no sólo estaremos mejor preparados para un futuro sombrío
sino que oscureceremos al máximo este inquietante presente.
En consecuencia
parece sensato no hacer planes muy ambiciosos para el corto plazo.
Y mejor irse olvidando del largo.

Una vez dados los pasos necesarios en la dirección equivocada
nos centraremos en el encarecimiento de los servicios
y la escasez de los productos.
Toda vez que ya se han esquilmado los recursos.
Reestructurando, recortando y eliminando
todo aquello que haya supuesto una mejora
u otorgado una ventaja.

La verdadera democratización empieza por rebajar a la sociedad
al nivel más bajo de pobreza. Desestimando así
cualquier intento suicida de alcanzar mayores cotas de bienestar.
Si nos mantenemos desunidos e insolidarios
conseguiremos que los aparatos del estado concluyan
controlando completamente la situación. Y por tanto
también a sus ciudadanos:
auténticos responsables de la involución actual de los acontecimientos.
Por ella deben pagar.

Queda una última cosa por definir:
saber si en la huida habrá sitio para todos
o tendremos que matarnos los unos a los otros
como medida justa e inevitable previa al cambio necesario.

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