domingo, 18 de septiembre de 2011

MANIFIESTO CARMESÍ


MAN IFIESTO CARMESÍ


Desde los más lejanos rincones del mundo
hemos venido a este punto donde recuperar lo que es nuestro.
Sin saber cómo ni cuándo,
en algún lugar del camino perdimos el rumbo.
Toca volver a encontrarnos aunque tampoco sepamos cómo ni cuándo.

Perdimos las oportunidades como se pierden los amigos:
cuando más se necesitan.
Dejamos escapar el objetivo y el destino.
Nos creímos todos los cuentos: también llamados discursos.
Confiamos en las buenas noticias: difícil encontrar una no manipulada.
Todo sin saber que ya estábamos atrapados
en la gran jaula que encarceló nuestro futuro.
Si es que algún día tuvimos uno.

Del gran festín nos dejaron las migas como escupitajos.
Incluso esto nos pareció bien.
Dormidos hemos estado todo este tiempo.
Quién sabe si drogados por farsantes ejerciendo de gobernantes.

El poder religioso hace tiempo ardió en la hoguera;
a mayor satisfacción de resentidos.
La mayoría lo vimos apropiado.
Al poder judicial lo engulló el político;
ahí tuvimos dudas.
Pero no las suficientes para intentar oponerse.
Tal es el atontamiento que las drogas habían hecho ya en nuestro cerebro.
Al político lo zarandea el mediático;
ni lo notamos porque también a nosotros.
El mediático es solo la voz del económico.

Hoy el mundo pertenece a financieros psicópatas.
A individuos sin escrúpulos
dispuestos a cualquier cosa por una buena comisión.
Cuando la cosa es nauseabunda,
se resuelve con una suma mayor.

Sabemos que nuestra generación ya está condenada y perdida;
aspiramos únicamente a que no lo sea la siguiente.
Si nuestros hijos no viven mejor,
que al menos no lo hagan peor.
No solo nos quitaron la ambición, también la esperanza y la ilusión.
No hablemos de los sueños, que los sueños sueños son.

Desconcertados, quedamos a merced de los acontecimientos,
que cambian como el viento.
Entretanto, vamos sacando turno en el comedor de la beneficencia.
Tanto se ha empobrecido a la clase media,
que a los pobres ya ni se les ve.
Bien sea porque se han muerto de hambre,
bien porque se han camuflado con nosotros.

Desde aquí exigimos un cambio brusco,
drástico si llega el caso,
de todo el engranaje político económico.
Parece que dramático sólo será para nosotros.

Hemos sido esclavos tanto tiempo
que ya no sabemos qué significa libertad.
Tendremos que aprender de nuevo a andar
si somos capaces de superar el vértigo la náusea y los mareos.

¿Qué fue de las promesas?
¿De los buenos programas cargados con mejores intenciones?
¿Qué será de nosotros antes de que hayamos muerto?

¡Levántate pueblo engañado y lucha por lo que te pertenece!,
sin pretender recuperar lo robado.
Levantaros desdichados,
es vuestra la revolución. La posibilidad del cambio.
Prende fuego a ministerios con todos sus villanos dentro.
Hazte dueño de las calles, acaba con los medios del estado,
sean cosas o personas,
pues siempre son de represión, contra el indefenso ciudadano.
Ajusticia financieros, billonarios. Quema en la misma hoguera
abogados jueces leyes y políticos.
Ya se sabe que empiezas quemando libros
y acabas quemando a los mezquinos.

Pero llevas tanto tiempo adocenado
que aún esperas que alguien te dirija
e indique el momento idóneo de la lucha.
Incapaces de defender nuestros derechos
pasarán así otros mil años.
En ese caso, no culpes a los demás de tu desdicha.

Quizás nacimos para estar siempre doblegados.

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