jueves, 29 de septiembre de 2011

MONTÓN


MONTÓN


No te llamarán de los cientos de empresas
a las que entregaste tu C.V.:
hoy no es el momento ni tampoco mañana.

No te darán un papel en la obra de teatro;
no te aplaudirán, por lo tanto.
Lo hicieron una vez, allá en la escuela,
pero eras tan joven que ya no lo recuerdas.

No te premiarán en ningún concurso;
ni tienes el talento suficiente
ni conoces a la que es gente importante.
Mejor no hablemos de la suerte.

No serás homenajeado ni reconocido;
menos aún valorado.
Será mucho más fácil lo contrario.

No recibirás un trato diferencial. Sí especial;
especialmente bajo.

No serás objeto de interés para la prensa;
salvo en la sección de sucesos.
Tampoco serás recordado por la ciencia;
quizás por alguna ocultista.
No pasarás a la historia;
ni siquiera serás historia.
Nada escribirán de ti.
A lo sumo un panegírico mal redactado.

No importará a nadie tu punto de vista;
aún cuando hables en el reino de los ciegos.
Ni cuentes con un sitio en el reino de los cielos.
Siempre vivirás en el infierno. Ya lo estás haciendo.
Cuando ves que el infierno sois tú y tu descontento.

Nunca aprendiste a sacar partido de tus trampas
y sólo tienes que copiar a los demás.

A veces, el afán por ser único y original,
ya ves que está,
de más.


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