sábado, 17 de septiembre de 2011

PATICORTOS


PATICORTOS


Dicen los sabios que tiene patas cortas la mentira.
Que antes que al cojo se la coge.
Que con ellas podrás llegar muy lejos pero no podrás volver.
Lindo es el espíritu del que quiere creer, en la verdad.
Pues al final, es sólo cuestión de fe.

Pero no es la mentira paticorta, sino la verdad.
Con ésta, con esta no llegarás a ninguna parte.

Enjaulada entre sus límites, la verdad no se desplaza. No avanza, no crece.
No convence.
La verdad no puede ser desarrollada, adornada, estirada:
deja de serlo para transmutarse en la larva de una hermosa y gran
mentira.
Ya alcanzado ese estadio libertario, la mentira se embellece.
Se pinta de colores, crece. Vuela.
Vuela vuela vuela mariposa colorida.

La mentira viaja libre como nada, cruza países,
fronteras océanos.
Rápida como un relámpago, tiene la mentira todo de su mano:
móvil oportunidad y ritmo.
Puede estar en todas partes a un tiempo: ir
y volver engrandecida.

La verdad es estática. Muda.
Es una estatua en su eterno deseo de mudar. De forma y lugar.
La mentira es un mimo haciéndose la estatua:
por unas monedas cambia de postura.
La verdad es aburrida, la mentira divertida.

Ante la duda, no lo dudes:
súbete al tren de la mentira. Llegarás lejos.
Tendrás otra vida, amigos, familia.
Podrás ser otro tú mismo y,
aunque no puedas volver,
es posible que no quieras.

Porque no valga la pena.

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