miércoles, 28 de diciembre de 2011

DESIGUALDAD


DESIGUALDAD


Que siempre respeté las tiranía de las leyes
es una afirmación que puedo hacer.
Aún a mi pesar:
ya me hubiera gustado ser un furtivo de casi todo.

Que las leyes nunca me respetaron a mí
es un hecho que puedo demostrar:
condenado como estoy a la perpetua por la necesidad
que tiene esta sociedad de malhechores,
de obra o pensamiento o pensamiento y obra,
de encontrarle a cada causa el vil culpable.

Que me mantuve estoico,
hoy no sé si fue cobarde,
ante la provocación la amenaza y el insulto,
es una aseveración que no diré gratuita:
todo tiene un costo y sobreprecio.

Que la persecución la calumnia el chantaje y el engaño
condicionaron mi toma de decisiones importantes
es otra evidencia de que cada conflicto tiene su consecuencia:
por todo pagué una plusvalía arbitraria y sanguinaria
impuesta por el sistema y la comunidad,
esta vez sí,
de extorsionadores y ladrones.

Nunca se reparte el castigo por igual.
La recompensa,
tampoco.
Unos nacen para sheriff
otros para ahorcados.
Será cosa del cordón umbilical
y sus enredos.




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