domingo, 17 de junio de 2012

CUANDO LA VERDAD ESTORBA






CUANDO LA VERDAD ESTORBA


Fácil fue, y es, vivir conmigo. Me conformo con tan poco
que me avergüenza decirlo. Nunca defendí mi sitio.
Sólo trabajamos por el suyo: era más digno.
De ese largo pasado, hoy nos acosa su desprecio.

Que las leyes están mal hechas, no soy quién para decirlo,
hombre soy y por tanto sospechoso,
pero sí lo digo pues quiero aunque no puedo.
De la historia contada, sólo es cierta la firma.
Más no importa, que la verdad no te estropee una buena denuncia.
Y esta es de las mejores. Nadie se hace responsable.
La verdad se le supone, es mujer. Yo, ya lo he dicho,
miento como hombre por ser hombre.

Pero en este amargo proceso: amargo para mí y para los míos,
hay más de un culpable.
Los servicios, departamentos, secciones y oficinas, no son espacios vacíos.
En ellos hay personas.
Debieron hacer su trabajo en el momento que tocaba.
Me hubiera bastado con eso, no digo bien no pido tanto.
El suficiente para ejercer la obligación de separar mentira de verdad.
Qué hay de fuego, qué hay de humo que es solo cortina.

Pero la verdad, siempre lo he dicho, es paticorta.
Apenas se puede defender. Porque no puede correr.
Y nunca, nunca escapar. Es presa de sí misma.
La mentira vuela alto. Libre es, por tanto.
Mucho me queda por decir, pues nadie me preguntó y me prohibieron explicarme:
no vayas, no digas, no opines. Sólo huye.
Cuando todos te persiguen, solo huye.
Aquí no podrás vencer, sólo perder o malperder.
Ya dije que esta era denuncia de las buenas.
Así las cosas, sólo me pude esconder.
En aquellas tierras del norte, frías y húmedas donde me condenó la soledad.
En ese tiempo solo hablaba con mis perras.
Testigos son de cuanto digo. No puedo usar su confesión,
ninguna sirve en esta disputa desigual.

No hay reparación al humillado. Ni habrá protección al perseguido.
No habrá justicia para mí.
Nadie me devolverá mi noche en la perrera.
Ni borrará el recuerdo del metal frío estrangulándome las venas.
Hombre soy, por ello peligroso y por peligroso preso.
Quedará un vete a casa olvida y descansa. Si puedes.

Pero siendo el rincón donde vivimos un ridículo espacio en el mapa del mundo,
no tendré paz. No tendremos. No nos dejarán.
Sólo con mi muerte será satisfecha la venganza.
Nunca seré la persona que fui, tal vez porque ya no seré.
Me queda la inexistencia.
No caminaré sin proteger mi espalda, la mentira por definición es traicionera.
No habiendo otro futuro, no caminaré.

Papillón he quedado en la isla de los condenados.
Condenados a no vivir y a vivir muriendo.
Para mí no habrá reparación ni libertad ni consuelo.
Nada cerrará este agujero en la diana de mi alma.
No coserá este rasgón en las entretelas de los sentimientos.
Nadie me curará el corazón.
Nos queda un vivir que será mal vivir. Tal vez un sin vivir.
¿Qué hicimos mal para merecer tanto castigo?
Debió ser en otra vida, en esta no hallo el motivo.

Queda otra derrota para guardar en mi baúl de los recuerdos.
Que es baúl de los fracasos.
Otro eslabón en la cadena de la que arrastro mis pesares.
¿Qué otra cosa es, sino la cadena perpetua?

No hay comentarios:

Publicar un comentario