domingo, 3 de junio de 2012

AJUSTICIADO






AJUSTICIADO


No habrá justicia.
Para mí no la habrá.

Si la justicia es reparar el daño causado, al denunciado,
no la habrá.

¿Quién me devolverá mi noche en la mazmorra?
En aquel banco de ladrillo sucio y pegajoso.
A compartir con un dominicano al que habían quitado los cordones de las Nike.
Yo tuve suerte, mis zapatos no llevaban.
Sí me confiscaron el cinturón, no fuera a tener deseos de ahorcarme… no sé.
Tal vez de la cámara de vigilancia.
Todo por mi seguridad.

Para mí no la habrá. Justicia, digo.
¿Quién me devolverá estos años de huída?
A mí, que siempre fui de dar la cara, he vivido escondido desde entonces.
Ocultándome entre matorrales para no ser tiroteado.
No en vano, era presa fácil con tanto cazador frustrado.
El hombre desarmado abatido por el hombre mercenario.
Al servicio de quien más paga, lo de siempre.

¿Quién me devolverá la fe?
En la verdad, la lealtad, la honestidad. La fe en la justicia.
En los demás.
También en mí, porque todo lo perdí.

¿Quién me devolverá mi corazón?
Se lo comieron los perros. Los perros del cazador.

¿Quién me devolverá las lágrimas?
Las mías, las suyas. Las de todos mis demás.
Mis noches de insomnio, mis pesadillas, mis sufrimientos.
Bueno, estas mejor se las queden. No quiero más.

¿Quién me devolverá el deseo de vivir?
De enfrentarme a un nuevo día sin creer que nada malo va a pasar.
Los amaneceres perdidos en la niebla de mi soledad,
de aquel tiempo sin abrazos, de camas vacías y techos oscuros.
De sábanas frías y almohadas planchadas.
Silenciosas oscuras y frías como la noche,
y los miles de días que corriendo se fueron.
Que huyeron de mí cuando,
al hierro candente de la sospecha fui marcado como ganado.
Hombre soy, y por ello culpable.
Hombre soy, sobra con esta prueba de cargo. No hace falta decir más.

No habrá justicia.
Para mí ya no la habrá.






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