jueves, 21 de junio de 2012

MOSQUEROSO






MOSQUEROSO


En el trajín de ir y venir entre evidencias
he decidido poner fin a tanto rebotar por las paredes
dejar de darme cogotones en mi vuelo incoherente y errático de mosca.

Que no sé dónde ir está muy claro, basta con verme deambular.
Que entre giros bruscos y encontronazos corrijo a fuerza de golpes, 
también.
Ya quisiera yo evitarlos, ya. Pero este sin vivir sobresaltado
es lo que tiene:
hostia aquí hostia allá maquíllate maquíllate ah ahhh ah.

Y en el baile diario de fantoches soy un exaltado.
Un inconformista de la disidencia aplastada.
Que no será recordada por los historiadores de la historia reinventada.
Camorrista de presidio en el ultramundo.
Manifestante de cazuela honda y antifaz. Terrorista por tanto.
Detenido, por consiguiente, condenado y olvidado, por venganza,
en el ultramundo.

En este saltar y tropezar entre mentiras y desavenencias
he querido resolver ciertos errores, malentendidos y enredos,
que nos impiden caminar con libertad.
No pudo ser.
Continuaré dando vueltas a los ataques de pánico y las crisis de ansiedad,
que viene a ser lo mismo pero menos dramático.
Seguiré volando confundido y protestando en vano.
Seguiré y seguiré porque no me queda, no nos queda, otra salida.
Que no es salida sino entrada a la cárcel de todas las vergüenzas.
El lugar al que nunca van los sinvergüenzas.

Siempre que miro hacia el mañana
encuentro la sombra del pasado ocultándome la vista.
¡Es una pena! –me dicen desde el otro lado-. ¡Es tan bonita!

Me tambaleo como un borracho y voy por el mundo, el ultramundo,
igual que un turista despistado.
Forastero en mi propia tierra.
Solo avanzo a tropezones, que no es un avance,
sino un caer para tener que volver a levantarse.

¿Y después?

No hay comentarios:

Publicar un comentario