miércoles, 13 de junio de 2012

OPINIÓN






OPINIÓN


Veo a la prensa morder con fuerza al líder del partido,
del partido contrario a la línea editorial del capital que defiende a su partido,
y ni lo quiero ni puedo evitar: siento asco.

Escucho a la periodista adolescente alarmarse y alarmar
por la fuerza de este viento de poniente
y categórica decir que en la historia de la tierra no ha ocurrido cosa igual:
siento vergüenza.
Tanta arrogancia e inmadurez en una sola persona no me caben. No se cabe.
A ella sí, la vanidad es lo que tiene:
capacidad para creérselo todo y ser el todo.

Tampoco se libra el periodista aventurero y trotamundos
persiguiendo a desgraciados, son noticia los tirados en el mundo,
con su comando actualidad rápido en su jeep antisistema
y preguntando grito en mano:
-          ¿Me dijo que eran diez años los que lleva usted sufriendo?
A más tiempo más dolor más interés más noticia.
Con suerte, hasta más Pulitzer.

El reportero gráfico con tecnología fulhachedé e hiper megas backsorround
acosa moribundos con su cámara para instantáneas de infarto
y captura de imágenes en tiempo real.
Realmente angustioso y con esto más hermoso.
La belleza se encuentra en todas partes,
basta con decidir si pones flash para que los rostros parezcan más rotos.
O simplemente ya los están y sólo hay que disparar la realidad.
Por si acaso no se muere. Mejor un tiro de gracia.
Cómodo resulta llevar al estudio el infanticidio de los que nacieron
para salir y morir en las noticias.

En la rueda de prensa semanal del presidente los tres, y otros treinta y tres,
elaboran las preguntas que oportunas toca hacer:
que se enteren los demás que aquí estoy yo y mi periódico el mejor;
los demás nunca cuentan la verdad.

En el cuaderno abreviado para notas rápidas escriben las respuestas que interesan
a la línea editorial que conviene al capital que defiende a su partido, el propio,
y que ataca al enemigo.

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