domingo, 8 de julio de 2012

TALENTO HUMANO






TALENTO HUMANO


Esto de despertar es el momento más delicado del día.
No por tierno:
qué puede haber de sensible
en este denso hueso que nos golpea a las mañanas.
Sino por frágil.
De esa fragilidad que nada tiene que ver con la ternura.
Y sí con el quebranto.
Con el romperse por dentro y por fuera
a la primera insinuación del alba.

Tenemos por delante otras dieciocho horas de misterio.
El enigma para el que no es fácil encontrar una respuesta:
¿Qué empeño hay en seguir aquí?
¿Cuándo vivir dejó de ser una ilusión?
En ese momento se convirtió en obstinación.
Y si la obstinación y la terquedad caminan juntas
significa que a pocos pasos por detrás va la necedad.
Por la necedad llegamos a la estupidez.
Y una vez instalados en ella…. ¡Ya tenemos el porqué!

Se desveló ese tonto misterio
de saber para qué estamos en el mundo.
Y la pregunta no es para qué,
como si hubiera un noble objetivo que cumplir
en la dura tarea diaria de existir.
Sino un porqué.
Un porqué tan elemental y simplón que sonroja descubrirlo:

Porque somos estúpidos cobardes.





No hay comentarios:

Publicar un comentario