sábado, 11 de agosto de 2012

ALGUNAS DIFERENCIAS (relato corto)




ALGUNAS DIFERENCIAS


Contundencia nunca le faltó a la hora de hacer declaraciones. Más cuanto tenía ante sí a todos los medios que, en su afán por solidarizarse con la causa estrella del momento, publicaban cualquier cosa que saliera por su enorme boca. Grande pero que gustaba a muchas mujeres tomándola como modelo para su operación de estética labial.
No-Ah, la presidenta de MUENCO, era una mujer de fuerte carácter. Demasiado fuerte para algunos y blanda para otras. Alta, robusta, con una melena pelirroja que siempre llevaba suelta, por aquello de no perder un ápice de libertad, decía, y razonablemente atractiva, cuando No-Ah hablaba todos callaban. Y algunas interpelaban. Pero en la última rueda de prensa donde convocó a medios nacionales e internacionales fue demasiado lejos. No para algunas, que estaban reclamando una acción así desde hacía tiempo. Siempre hay quien ni los extremos le parecen suficientes.
MUENCO era un asociación que nació gracias a la ayuda incondicional de un gobierno seudoprogresista cuya prioridad era arañar votos por cualquier vía. También la ilegal o preferiblemente ésta que es más rápida. No en vano, su presidente fue un hombre tramposo y pusilánime que con añagazas y mucha suerte escaló hasta la cima del poder sin merecérselo. No se sabe, pero sí se supo más tarde que aquellas decisiones precipitadas y populistas traerían grandes conflictos. Quizás por ser un país históricamente dividido en muchas mitades, o porque el poder nunca mide sus errores.
Sea como fuere, la semilla del mal se plantó definitivamente el día que aquel presidente aniñado y débil creó un Ministerio para la Desigualdad Invertida de los Seres, minideis conocido popularmente. Al frente puso a una adolescente de 38 años inmadura y resentida con los hombres: todos sus novios la habían abandonado por histriónica y otros tipos de trastornos. Ella, tenía varios.
Con nombre de corista travestida hizo de sus frustraciones e inseguridades venganza. Se dedicó a ello en cuerpo y alma los seis años que duró aquel mandato nefasto. Demasiado tiempo como para que el daño no fuera irreversible. Más cuando todos los recursos personales y económicos del ministerio, un gigante de millones de euros, se pusieron a trabajar con ahínco a la nueva tarea, surgida repentinamente como la mayor necesidad olvidada. Ella y su presidente serían el faro del mundo.
Así fue. El mundo entero naufragó por culpa de ese faro: nadie en el gobierno tuvo la ocurrencia de medir la profundidad de calado del fondo rocoso.
Pronto el minideis se convirtió en un monstruo que se fecundó a sí mismo, no podía ser de otro modo dada su psicología, y parió cientos de hijos que parieron cientos de hijos que… Todas hembras ya nacidas fecundadas y así una y otra vez, sin variabilidad genética ni evolución posible. Tampoco necesaria estando la comunidad entera entregada a un único objetivo prioritario: acabar con el sexo enemigo.
En una labor que no fue callada ni silenciosa, y sí apoyada sin reservas por todos los medios de comunicación manipulada, el minideis abrió delegaciones en territorios cada vez con menor densidad de población. Asegurándose su supervivencia al colocar al frente de ellos y dentro, a las hijas de las hijas. En seis años de guerra y acoso con una inagotable dotación de fondos, su poder fue creciendo e injertándose en el tejido social sin distinción de capas. De abajo arriba y a la inversa, cambió la sociedad, a su media sociedad, transformándola en un ejército perfectamente equipado y debidamente reeducado hacia la ideología dominante. Una ejércita, como le gustaba decir a la ministra que incluso inventó un nuevo lenguaje. Y una frase que se imprimía en todos los documentos oficiales:
“La moral: cada día más alta. El objetivo: siempre claro. La venganza: justicia retardada. Nuestra justicia: nos hará libres.”
Ese tiempo, y para que el proyecto final no pudiera fracasar, se aprovechó para modificar leyes en la dirección adecuada: aquella que servía para encarcelar sin dilación ni juicio al sexo enemigo. Transformar libros de texto y escuelas en centros especiales de adoctrinamiento temprano. El más eficaz. Servicios especiales de vigilancia y seguridad femenina contra los sospechosos habituales, con patrullas de intervención inmediata de detección, incomunicación e inmovilización por cualquier medio, preferiblemente la humillación y la fuerza. Mejor cuanto más desproporcionada por considerarse medida disuasoria ejemplarizante. Una vez que la ejércita estuvo preparada, Mujeres En Combate, a través de su presidenta y con el beneplácito de la ministra adolescente con nombre de travesti convocó a los medios para anunciar con orgullo y satisfacción que se daban por concluidos los preparativos.
-Da comienzo la Solución Final: Exterminio.
Ellas atacaron primero. Guerra relámpago que se inició asesinando a sus parejas en alcobas, al vecino de rellano, al dueño de cualquier negocio en la calle. A todos los hombres del barrio.
Ellos reaccionaron tarde. Los que pudieron huir ser refugiaron en el monte, y vivieron en cavernas como osos. Desde ahí se organizó la resistencia.
Hoy el mundo está sumido en el caos. Del faro que aquel presidente cobarde muerto a machetazos por sus hijas disfrazadas de Charles Manson, y su ministra histérica encendieron, hoy sólo asoma oscuridad. El mundo entero se contagió de la violencia doméstica y vive hoy su peor guerra de todas.
Cuentan los mensajeros del miedo que quizás no queden más de diez millones de personas. La guerra de sexos será la última gran guerra, porque será la guerra final.
Dicen, cuentan, algo que puede ser cierto o no: hoy No-Ah hace mítines con animalas. Quiere liberarlas del sometimiento a los machos.
También cuentan que está muy enfadada con la araña de nombre aristocrático Lactrocdectus Hasselti y con Mantis Religiosa, con aspecto más sofisticado pero de etimología más mundana. 
Aún no entiende por qué.


© CHRISTOPHE CARO ALCALDE


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