jueves, 16 de agosto de 2012

VELAS



VELAS


Ella había nacido para ser alguien. Importante.
Él con vistas al mejor parque de la ciudad.
Y a ser alguien importante.
Juntos formaron la pareja perfecta. Para ganar en importancia.

Supieron disimular carencias, muchas,
y potenciar virtudes, pocas.
Magnificar éxitos, inexistentes,
y minimizar fracasos, evidentes.
Toda una vida en la cuerda floja del disimulo y el engaño.

Crearon escuela, no obstante.
Abrieron una academia para mediocres importantes.
Y para importantes con vocación de mediocres.
No podía ser de otra manera: triunfaron.
En un mundo de bajezas miserias y ruindades
era más fácil que difícil.

Jugaban con la ventaja del disfraz.
El que nos ponemos cada día cuando sube el telón
de este teatro del absurdo.
Y la mentira.

Sopla el viento. Hincha las velas de un barco de juguete hecho pedazos.
Y de pedazos.
Ella y él salieron a navegar. Se lo dijeron a todos.
Imaginando una vez más ser alguien importante.

Cuando no volvieron nadie preguntó.

La importancia siempre es relativa:
depende de las cosas que de verdad son importantes.


© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

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