lunes, 26 de noviembre de 2012

KARMA




KARMA


A ella le regalaron un beso una mañana inesperada.
Tan inesperada como el beso tan desarmada ella como la mañana.
Tan asustada como ilusionada, no supo qué hacer:
lo compartió. Con todos sus amigos.

Que no son esos que se encuentran en la red.
Sí los que durante años le lamieron las lágrimas
Acudieron a sus llantos
Acompañaron sus soledades.
Que soledades siempre hay más de una
pues incluso la soledad quiere verse acompañada.

Aquellos: perros y gatas gatos y perras.
Ningún otro,
ser o por no ser,
encontró el altruismo suficiente
para compartir tan largos años a su lado.

Por esto, el día que a ella la encontró alguien:
comprensivo cariñoso paciente generoso,
ser que sí quería ser,
no supo cómo afrontar su no-problema.
Salir corriendo o aceptar los abrazos los gemidos los besos.
¡Tantos! Tantos de todo que, hubo suerte para él:
ella no tuvo tiempo de escapar.
Pudieron ser.

Descubrió, sin saber qué hubo de intención o qué de azar,
que en su corazón intervenido,
quedaba sitio para un Ser más.

Ella dice que es cosa del Karma.
Él le responde que no lo sabe,
sí lo sabe pero disimula y le dice que tiene buen Color.

Yo, que no soy quien ni soy nadie ni debo entrometerme,
respondo a quien quiera entenderme:

¡Estás en buenas manos!, ¿no lo ves?
¡Déjate, déjate llevar!
¡Y ser!

No digo aquí Sed, pues debería,
pero deja más seca la boca y, de momento,
así está bien.


© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

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