lunes, 12 de noviembre de 2012

PÁJAROS




PÁJAROS


Debo declarar ante notario, que esto de no verte
es una experiencia buena. Mejor aún,
excelente.
Esto ya lo declaro ante la prensa. O en plató para confesiones,
públicas impúdicas,
de mierda.
De mierda de público y confesiones que tanto se gustan uno y otras.
De esas que hacen llorar a unos porque les han pagado
a otros por blandos a la mayoría por vergüenza.
De los que sí, tanto te gustan.
Resultó que al final en el cerebro no tenías otra cosa
que basura vana y superficial

Estaba yo tan agustito con mi pijama azul,
mis zapatillas de leones mi batín de raso,
sabes que soy un hortera,
hasta que tú llegaste. Peor aún, caíste.
Como hollín que se desprende de la chimenea para ensuciarlo todo.
Como Noel muerto en la chimenea atascado la navidad anterior.
¡Decía yo que mi casa olía mal!: era por ti viejo porteño.

Y así, sin quererlo ni planteármelo siquiera
invadido me vi sin tiempo para la defensa.
Adiós a mis cosas hasta nunca paz en casa.
Yo que de mi casa hice mi castillo de mi castillo mi fuerte
de mi fuerte mi refugio de mi refugio mi aislamiento de mi aislamiento mi paz.
De mi paz mi casa.

Verás que en mi proyecto de vida no hay grietas.
Que está bien cerrado el círculo como la ecuación más elegante.
¿En qué parte creíste que encajabas?
En el lado de las restas, será.

Con estrategia defensiva semejante,
no queda en mí lugar al forastero.
¿Qué te hizo pensar que eres tú distinto, extranjero?
¿Tu cara bonita tus maneras guapas tu voz golosa?
Te explico:
Tu cara dura tus feas maneras tu voz mentirosa.

Sin embargo, sin avisar llegaste, y tal vez por eso,
qué bien fue que bien te fuiste. Bien o mal, me da esto igual.
Lo importante es marchar. El uno del otro, que no estamos hechos para vernos.
Vernos es peor que soportarnos, y ya es mucho, demasiado.
¡Me iré y no volveré! Me dejaste tu advertencia en una nota, ahí,
al lado del cubo de basura.
Es donde yo la he puesto, que nunca tuve puntería.
Para el baloncesto ni las gentes.

Sí sí. Vete. Vete.
Y mejor no vuelvas nunca, que sin conocerte,
todo ese tiempo que viví,
no siento nada que perdí.

No eres tú tan importante mi porteño, ya lo ves.

© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

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