lunes, 19 de noviembre de 2012

ZOMBIES





ZOMBIES


Él es un producto de aprovecho,
entre la presión dominante y su familia reinante:
por un tubo mete horas.
Por el tubo del embudo que atraviesa su garganta.
Se las meten los demás como tortura:
ahoga o revienta. Mejor ambas.
Que la vida siempre fue una inquisición aficionada al homicidio,
de homo y suicidio,
a fuego lento. Mejor cuanto más dolor.

Él es un producto resultante de la suma de factores,
pocos, mal avenidos, contraproducentes,
que han hecho de su vida una madeja de conflictos,
problemas y grandes errores.
Irreversibles irremediables irreparables.
Tanto que ya nunca grita urra, sino ¡irre!
Siempre reconoció su irrealidad.

Él es hoy un hombre desbocado:
por las ciudades con su muestrario en mano
captando clientes de saldo.
Los buenos se marcharon ¡hace tanto!
Como todo aquel que pudo huir de esta cárcel de país.
País de mierda.

Él está atrapado en su trampa de vida que no vio:
ratonera se confió;
ni buscó:
adentro le metieron a patadas y golpes.
Algo no funciona aquí, se dijo,
momentos antes de que la maquinaria del sistema
le estallara llevándose por delante manos, y cara.
Arrastrándole al infierno de las deudas
la morosidad sobrevenida
la objeción de conciencia de políticos y ricos.

Todo lo que diga será tenido en cuenta, le advirtieron,
antes de ponerle las esposas:
una es pensión alimenticia, otra compensatoria.
Siempre las esposas van a pares.

Él es hoy un producto de desecho:
un hombre sin derechos, de trozos,
de ambiciones aplastadas, de ilusiones robadas,
de sueños degollados con el cuchillo romo
de una realidad vengativa y asesina.

Quisiera hoy él estar muerto, pero no le dejan:
para que siga pagando lo que debe,
y lo que no.

Él es hoy un vivo, muerto.
Los demás, contentos.



© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

No hay comentarios:

Publicar un comentario