domingo, 9 de diciembre de 2012

JARRONES ROTOS





JARRONES ROTOS


Oh querida, ya ves ahora lo que no quisiste ver:
marchitaron las flores quebraron tu jarrón de la ilusión.

Te enamoraste del hombre equivocado. El que no te haría caso
el que no estaba por ti el que no te iba a ser fiel.
Porque no te iba a seguir,
que tus huellas son tus huellas y las de él van por otro lado.
Porque no te quiso y no te iba a querer.

Oh ya ves querida qué poco te duró el encantamiento:
unos breves gritos de placer.
Confundiste sexo con amor.
Tanto ir venir correr:
al taxi al tren rápido al avión.

Tantos sollozos sofocos gozos.
Tantos planes que hiciste tanto que te prometiste.
Tanto o más que te juraron.

Oh mujer ya ves hoy cómo se disipa el humo de aquel fuego.
Ya no quedan siquiera unos rescoldos que calienten esos pies tuyos tan fríos.
Los pies, los pies al menos.
Que el corazón helado ya lo has dado por perdido.

Todo lo que ofreciste, regalaste. Te entregaste. Tú, también te regalaste:
en cuerpo alma vida.
Con lo que has reído en público,
hoy apenas una parte de lo que a solas has llorado.

Oh mujer de otoño en primera línea del invierno.
Con la vida hecha pedazos la casa en tu soledad perdida los hijos idos.
El trabajo añicos.
El corazón astillas el amor cenizas las esperanzas humo.
¿Qué haces ahí tentada por el acantilado?

Oh hombre que detrás de ella estás con intenciones de lo mismo.
Que por igual historia en tus carnes soportada
aguardas impaciente a que la desconocida se decida
para hacer uso de tu turno en el trampolín de los suicidas.

¿A qué esperas para cogerla de la mano y evitarlo,
daros la vuelta y por las nuevas páginas sin escribir de vuestra historia
intentarlo?



© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

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