lunes, 31 de diciembre de 2012

METRO



METRO


Visité por accidente el territorio otrora conquistado
de tus actividades subversivas.
La pradera sin flores donde surgieron las escaramuzas
que sin planearlo culminaron en tu primera batalla con victoria.

Todos lo vieron:
sin salir de tu tienda de campaña
alimentándote de sobras
y sin despegar tu culo del suelo,
aquel tour de forcé entre el ejército regular de la soberbia,
regularmente alimentado y mantenido,
y el bando improvisado de la protesta,
regularmente escaso de oportunidades y medios,
fue para ti.

Todos lo vieron porque todos los medios quisieron:
porque todos con tus protestas ganaron;
primero publicidad luego dinero.

Y en el campo de batalla sin flores de tu acampada
sembraste tus primeros Pensamientos.
Gracias a ellos pensaron todos:
que tenías razón, que este era el momento de cambiarlo todo.

A tu mensaje salvador se plegó la sociedad de parias.
En ti encontraron la esperanza que perdieron.
Renació por tus palabras la ilusión tantas veces muerta y enterrada.
Triunfaste sí.
Y se llenó tu ejército de voluntarios al grito de reacciona
e indígnate conmigo.

Hermosos esos inicios de un prometedor futuro,
haciendo de la defensa personal la colectiva.
Contraatacó el bando enemigo como suele:
arremetiendo con su peor arma, la soberbia,
y sus mejores soldados:
excepcionales policías del estado. De excepción.

Ebrio de idealismo y respuesta pacífica
no quisiste defenderte.
¡No son las armas el camino! –decías.
Gandhi en el corazón y la chilaba.

Pues con las armas se abrió camino el enemigo y te venció.

Visité por accidente tu antiguo territorio,
combatiente de brazos caídos y mensajes olvidados:
Indignado.

Han ocupado tu plaza los poderes con el árbol del triunfo:
de color verde y alumbrado infantil navideño.
Será para enternecer falsamente.
Pisotean tus Pensamientos los paseantes con sus botas de pasarela,
sus bolsas de compras de moda y sus prisas de whatsapp.
Los mismos que antaño te aplaudieron
hoy machacan tus flores y consumen productos y servicios,
que tanto iba a renovar el cambio.

Pero no todo es como antes:
aprendió el ejército enemigo la lección.
De tu ejemplo extrajo conclusiones y estrategias.
Al pueblo: más sumiso cuanto más machado.
Más dócil cuanto más asustado.

Indignado de pasatiempos y esquela municipal:
por no quererte defender luchando, perdiste.
Por tu derrota,
te olvidaron.


© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

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