lunes, 17 de diciembre de 2012

PIRULETA




PIRULETA


Refleja virtuoso Bach entre paredes de cámara con sus capas de sonido.
De perímetro a centro, del auditorio
de aristócratas gentilhombres nobles mujeres:
todo silencio algunos sentimientos.

Entre Reales, o imaginarios, Condes y Duques
me surges, interrumpes, tú.
Como mancha de hollín en vestido de casta novia
emplasto de grasa industrial en salto de cama
flema de potra en pañuelo de seda.
Vulgarmente te defino como zafia eres.
Hago justicia, ¿la hago? No por insuficiente.
Lo intento.

Invasión tuya intromisión usurpación y maniobra.
De saltos de cama que vas dando lo mismo por fondas que palacios.
Tanto abres sonrisa como piernas;
la primera es falsa lo segundo auténtico,
que lo disfrutas que tú eres muy puta. Vocacional.

Tendrás un padre ministro y una madre presidenta,
de la comunidad de alcahuetas de escalera,
pero tú eres muy puta.

Un título de carrera en la universidad para todos:
no llena éste tu estómago pero sí te ceba el ego.
Porque vivir, vives de ser puta. Y disfrutas que para lo que naciste haces:
realización personal y corpórea.
También extracorpórea; para puta se precisan un par de miembros,
hablo de sujetos,
en la cama. En la calle en el parque en la escalera donde toque,
que de la escalera ya se encarga la señora presidenta.

Te toquen quien necesitado esté,
más hambriento que tú esto es seguro aunque difícil.
Que tú eres muy puta y te gusta más que nada.
Casi:
primero en tu relación de preferencias se halla el dinero.
No se halla que lo buscas y lo encuentras siendo puta.

Puta fea, mal hablada, grosera, contagiosa, envidiosa.
Chismosa, fisgona, más alcahueta que tu madre.
También hizo la carrera de la calle, entre verduras y legumbres:
verdulera. Después de puta.

Virtuoso Bach se desmelena en un crescendo de suspense y turbación.
Descarada tú te desmelenas en un jardín no apto para cerdos.
Ni cerdas.
Cerda y puta como tú, y además,

hija de puta.


© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

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