viernes, 7 de diciembre de 2012

SIN PARADAS



SIN PARADAS


Abandonaré este juego de la vida y de la muerte
por donde la mayoría suele:
Puerta de emergencia directa a la vía.
Del tren.
Ya nunca más podré decir que no tomé el tren de la oportunidad
cuando rodando pasó ante mis narices. O mis pies.
Pronto, rodaré yo con él.

Cansado me he de oíros decir que todo os va tan bien.
Como cansados están de oírme y oírnos lamentar de lo contrario:
no por habitual resulta menos carga. Menos dolorosa menos espada.

Simples son mis argumentos como fueron todas mis soluciones.
A problemas complicados que no supe hallar el resultado
a todas esas mías tentaciones.
Me dejé llevar por lo inservible o perecedero; siempre lo erróneo.
¡Qué poco duran los productos frescos!
Me dejé arrastrar por la corriente de mis convicciones;
siempre convulsas siempre profusas siempre, quién lo diría,
difusas.

Nada estaba tan claro como que todos esos caminos llevaban
a ningún lado.
Claro hoy como oscuro entonces. Soy un hombre pues de claroscuros
eligiendo el lado equivocado en cada tiempo.

Me busqué la vida creí que la encontraba.
Lo que encontré fue una trampa.
Un camino sin salida una carretera que nunca sería terminada
una vía muerta y cien veces rematada.

Lo que encontré y me lo creí y me lo quedé y lo defendí
no era nada.
Nada en el vacío nada en la absoluta nada.

Sigo apostando en esta ruleta rusa que es la vida.
Qué paradoja porque nada gano si no sale la bala.
Todo pierdo si ésta se dispara.


© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

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