domingo, 20 de enero de 2013

MONTERÍA




MONTERÍA


¿Y no quedará un resquicio por el que poder escapar
de esta trampa para osos donde caímos engañados?
Perseguidos por batidas de cazadores caníbales
sedientos de sangre tibia
hambrientos de carne humana en su punto crujiente a la parrilla.

Aquí en esta enorme fosa quedan los huesos
de los atrapados antes que nosotros.
Muertos de sed y hambre.
Desangrados por las heridas de flechas lanzas y balas.
Hombres que no se enfrentaron, hombres que huyeron.
Que murieron en el intento vano
de poner entre el enemigo y ellos,
tierra de por medio.

Pero toda esta tierra ya tiene dueño y éste sólo la quiere
para enterrar a los muertos.
Que no son sus muertos que somos nosotros.
Que esto le divierte que él no morirá nunca.

El poderoso tiene los medios, siempre,
para aniquilarnos y para perpetuarse.
El oprimido pone el sudor la sangre la carne los muertos.
Y morimos a cientos y a nadie le importa y en el agujero estamos todos.
Esperando que nos llegue el turno
de abandonar quizás por fin quizás sin remedio
este tramposo mundo.

Debemos cuanto antes liberar el espacio pues en la pugna por sustituirnos
más dóciles y a más bajo precio
hay ciento por uno.


© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

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