martes, 2 de abril de 2013

A PLENO PULMÓN




A PLENO PULMÓN


Y nos amargaremos la existencia los unos a los otros para ocultar
la verdad de los hechos:
la frustración por los hechos que no han ocurrido.

Y nos gritaremos e insultaremos y mentiremos para no enfrentarnos
al verdadero enemigo que se esconde en nosotros.
En todos y cada uno.
Con calumnias canalladas y trampas desviaremos el odio, el vacío y el tedio,
que no nos deja ver más allá de lo que nos permiten los miedos.
Que nos atemoriza y ata y a veces remata.
Que nos ahoga y nos roba los días el aliento y el alma.
Que no nos libera ni podemos soltarlo.
Que nos hemos quedado enganchados a este carrusel de estupidez y rencillas.
De recelos sospechas y rabias.

Acudiremos a cada encuentro cargados de piedras.
Lapidaremos a aquel que se oponga a lo que desde aquí pretendemos:
no otra cosa que poder perpetuarnos.
El sitio que ocupamos no nos pertenece ni lo ganamos honradamente,
pero no nos importa. Lo que cuenta es el poder que de nuestras decisiones,
equivocadas la gran mayoría,
brota. Y sobre todos los demás, rebota.

Serán los debates una pelea de gallos, a picotazos y sangre.
Un encuentro de cerdos, comiendo y cagando en el mismo metro cuadrado.
Durmiendo mataremos a nuestros hijos recostados en el lodazal de la ciénaga
que llamamos casa del pueblo.
Una familia de ratas socavando con galerías y túneles
los frágiles cimientos de la razón y el sentido;
común y de todas las cosas que tienen alguno.
Un nido de víboras enroscadas unas a otras para no dejarnos huir,
que cada uno tiene su momento de lucidez o agonía,
y necesita escapar de este pozo con muertos vivientes
para poder respirar y creerse un muerto más vivo que el resto.

Serán los encuentros sólo desencuentros.
Serán lo que ninguno queremos pero,
al no saber solucionar nuestros propios conflictos,
a aniquilarnos estamos condenados y, quizás así,
poder simular que hemos logrado algo:

Destruir al banco contrario.

Cuando pase este tiempo de navajas dudas y rabias,
nadie dirá que servimos para algo.

© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

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