domingo, 16 de junio de 2013

COMITÉ DE SABIOS. Parte IV



Un dilema que no fui capaz de resolver mientras la mermelada me goteaba por la comisura de los labios y las migajas del crujiente caían sobre el pantalón en mi más noble parte. Suerte que no al revés o hubiera sido muy difícil explicar no es lo que parece cariño. En mitad de aquel éxtasis diabético con inclinaciones autolíticas, por el jodido móvil me entró un mensaje impertinente. Como todos:

Ha venido a buscarte una antigua amiga tuya. Stop. Ya me darás explicaciones. Stop. Caribeña. Stop. Con un tipo que afirma ser su esposo. Stop. Tiene ínfulas de artista. Stop. Creo que es un mendigo del que ella se ha compadecido. Stop. Le adivino en la jeta cara de cuentista. Stop. Tienes que dejarles el coche. Stop. Viajan en carruaje como los gitanos. Stop. Han perdido una rueda. Stop. Tú verás lo que haces. Stop. ¿Me has dicho esta mañana que me quieres? Stop. ¿Te ha gustado mi regalo? Stop. Te quiero. Stop.

¿Con stop te quiero stop quiso decir ya no te quiero? ¿Lo contrario? ¿Atravesábamos una crisis existencial y yo no la había marcado? ¿Debimos pasarnos por el ciclotrón en su momento y ya era tarde? Ella pensaba que con ese nombre el aparato podía ser un travieso juguete sexual lleno de posibilidades parafílicas. Yo, siendo un humilde defensor de la ortodoxia Kama Sutra, quizás no supe ver una aventura sado cuántica en mi equipo técnico que abriera el abanico de nuestras opciones extasíacas.

Y respecto al regalo, ni me había dado cuenta. Mi abstracción mental tiende a llevarme por los laberintos de las ideas sin reparar en la terrenalidad que me perimetra. Lo que viene a significar que prefiero pensar a perder mi tiempo y energías con las estupideces habituales que tanto entusiasman a mortales y canales de televisión privados. La decadencia en estado puro nos rodea, y la inteligencia no era un valor que cotizara en el parqué.

Además, lleno como estaba mi maletín de papeles secretos llaves y cintas de vídeo era difícil que algo nuevo captara mi atención. Los vídeos procedían de mis grabaciones clandestinas: registré durante años todas mis conversaciones con políticos y jefes no fueran a joderme que el mundo de la investigación siempre fue hostil.


© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

No hay comentarios:

Publicar un comentario