domingo, 18 de agosto de 2013

FOREST CULTIVATOR




FOREST CULTIVATOR



El ratoncito Pérez enterró cientos de bellotas el otoño pasado:

provisiones hasta bien entrada la primavera. Nunca se sabe

cuándo la despensa escasea.

Pequeños balones de rugby concentrando toda la esencia

de robles y otros árboles de la zona.



Susanita su esposa

compensaba esta dura labor de hortelano guarda tesoros

con mucho amor y cariño.

Fruto del cual nacerían numerosas camadas

de pequeños ciegos e indefensos:

más bocas que alimentar más bellotas que encontrar y guardar.

Una jodienda para Pérez que trabajó sin descanso

hasta que un día le reventó el corazón: tanto amor es lo que tiene.

Demasiado estrés.

Trabajo Los niños Susanita… lo de siempre. 



Sin testamento ni cuaderno de notas

viuda y niños tuvieron que buscarse la vida y alimento.

Una novedad imprevista: ninguno sabía dónde guardó Pérez

las provisiones. El tesoro del sustento para otro invierno.

Y toda esa comida cayó en el olvido como su descendencia.



Por suerte, pues cincuenta años después el bosque de Robles

Castaños Avellanos y Nogales plantado por Pérez el Ratoncito

está protegido por leyes gubernamentalmente gubernadas.



Hoy nadie conoce la historia de Pérez. Y el alcalde de la ciudad

homenajea en una placa la extraordinaria labor de los técnicos forestales

“Quienes en su denodada labor proteccionista y conservadora

han logrado que este bosque llegue vivo a nuestros días.

Démonos las gracias hermanos".



Nadie se pregunta quién plantó las bellotas… Lo de siempre.




 © CHRISTOPHE CARO ALCALDE

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