sábado, 23 de noviembre de 2013

PÉTALOS DE PENSAMIENTO, parte LXXXIX (novela corta, de momento)



-¿Para qué protegen el grano? ¿De la humedad?

-¡Ja, ja! Mon dieu, no me hagas reír! ¿Humedad? ¿El trigo? Estos granos tan sólo son el vehículo. Lo transportado es polvo de opio.

-¿Cómo que opio? ¿Pero qué dices? ¿Por qué lo sabes? ¿No te estarás equivocando?


-Ε, εσείς! Τι κάνετε εκεί;

Gritos de un marinero griego les advierten de que su presencia no es bienvenida.

-Ya ves que no. Vámonos de aquí, a ese no le gustamos.

Abandonan el escenario de pruebas, paseando se acercan a los candeleros. Ocho metros por debajo un apacible e inmenso azul se extiende plano como una tabla hasta donde alcanza la vista. Apenas roto por la punta Trawler del barco que deja a ambos lados una tímida estela, progresivamente absorbida por el mar según aumenta la distancia.


-Nadie diría que esto anoche era un infierno, ¿verdad?

-Nadie.

-¿Qué tal tu pie? No te veo cojear.

-Mejor. Con todo seco…




© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

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