sábado, 23 de noviembre de 2013

PÉTALOS DE PENSAMIENTO, parte LXXXX (novela corta, de momento)



-Sí. Uhm… Charles no es tu verdadero nombre. Supongo.

-Por supuesto que no. Tan falso como todo lo que aparento. Me llamo Charlotte.

-Charlotte… Me gusta… En realidad… Es porque tuve una novia que se llamaba así.

-¿Tuviste? ¿Qué pasó, se acabó el amor?

-Lo inesperado. Se suicidó.

-Ah, lo siento.

-No, no. No pasa nada. Ya está casi olvidado. Has sido tú, que al llamarte igual… Me la has recordado. Nada importante…

-Lo siento igualmente.

-Oye, dime una cosa… ¿Puedo hacerte una pregunta?

-Inténtalo.

-El asunto es… ¿Cómo estabas tan segura de que era opio?

-Preferiría que te dirigieras a mí como a un hombre.

-Ah, perdón. Es que me resulta muy difícil sabiendo que debajo de esas ropas anchas hay una mujer.

-Claro, pero… Compréndelo…

-Sí, sí. Tienes razón.

-Gracias. Por la novia de mi padre.

-¿Cómo?

-El opio. Esa zorra estúpida se enganchó.

-La novia no sería tu madre, supongo.

-No, no. A mi madre no la recuerdo. Murió siendo yo una niña.

-Oh.

-Sí, cosas que pasan. Aunque lo que pasó fue un tranvía por encima. En Zúrich, estábamos de visita según contaba mi padre. Y esos malditos trenes silenciosos… No se les oye acercarse. Acabábamos de salir de una tienda, ella olvidó el paraguas y al volverse repentinamente para recogerlo… El maquinista no pudo evitarla. Yo creo que ni la vio. Tan rápido…



© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

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