lunes, 6 de enero de 2014

PÉTALOS DE PENSAMIENTO, parte 103 (novela corta alargándose)



-¡Arhg!

-¿Qué te pasa? Mon dieu! ¿Por qué te encoges?


La visualización de su miembro rodando por la cubierta como una salchicha seca para los perros estaba tan nítida que sintió dolor. Un dolor imaginario pero dolor.


-Nada, nada. Cosas mías… Tienes razón. ¿Y ahora? ¿Entramos?

-¡Pues claro! ¡Tú vigila al crío ese!


En una rápida operación ya está ante la puerta del fondo de la escalera. Cerrada con llave. Él le sigue poco después, no ve al crío.


-Merde!

-¿Qué esperabas? ¿Un pasen y miren? ¿Están ustedes en su casa pónganse cómodos? –Fausto devuelve la sorna.

-Je sui! Je sui! ¡Lo he entendido! No sé… Quizás la llave esté por aquí, mira a ver.

-Sí, seguramente. ¿Has probado debajo del felpudo? ¿Quizás en la tierra de una maceta?

-Ne me rends pas fou! Tu sarcasmo no es de gran ayuda. ¿No te parece? ¿Qué te pasa?

-No sé… Es por ese empeño tuyo en que te trate como a un hombre. Me pone furioso.

-Ahh, así que es eso lo que te tiene tan alterado… ¿Y por qué? Imagina que estás con un amigo. O tu primo, podemos decir que somos primos. Todo el mundo tiene un primo en alguna parte. ¿Qué te parece? ¿Mejor?


Ella termina de destruir la visualización del sexo oral: no sólo era un hombre quien estaba de rodillas sino que además es un pariente. Incesto homosexual. Fausto siente náuseas.


© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

No hay comentarios:

Publicar un comentario