martes, 7 de enero de 2014

PÉTALOS DE PENSAMIENTO, parte 105 (novela corta alargándose)



-Shh. Quieto. Anda alguien por ahí. ¡Agáchate!


-¡Enrico! ¡Enrico! Perche´fai questo? Io ti amo, lo sai! Ti ho seguito fino a qui perche ti amo. Non mi abbandonrare `proprio adesso. Pensa ai tuoi figli! Che gli diro´quando torno?

- Digli quello che vuoi! Ma questa storia deve finire, io non ti amo piu´.

- Hai un´altra donna vero? Hai un´altra donna, farabutto!


La mujer solloza, sigue con su doloroso reproche.


- Sei uno stronzo! Mi hai mentito! Mi hai fatto venire fino a qui con un inganno. Io ho mollato tutto per te e adesso tu mi lasci… Enrico…


La pareja discute, pasos nerviosos, errantes. La mujer, gritando, da varias zancadas y se coloca en el mismo borde del enjaretado, sobre Charlotte y Fausto que han descendido otra vez hasta el fondo de la escalera. Escondidos en la penumbra, observan y escuchan. Una brisa inoportuna ondea su falda. Por debajo, ambos aprecian sus calcetines, sus muslos gruesos, su ropa interior. Charlotte le da un codazo a Fausto, no quiere que espíe. Luego de otra pausa angustiosa, la desconocida continúa.


- Sai che ti dico? Se non posso stare con te, se mi abbandoni, ebbene non voglio vivere! ¡Me has roto el corazón!


La mujer inicia una carrera por los pasillos, entre cajas y cuerdas. Tropieza, cae, se levanta. Llora. Vuelve a correr dirección popa, la distancia más corta a la que tiene el mar. Cuando llega a la barandilla, sin detenerse un segundo, se lanza al agua.


© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

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