miércoles, 12 de marzo de 2014

PÉTALOS DE PENSAMIENTO, parte 121 (novela media)



-Aquí dentro. Con esta plancha estaba el arma y los cartuchos.

-Vaya. ¿Y eso? ¿Qué es?

-¿El qué?

-Mira, esto. Diría que es una moneda antigua.

-Déjame ver… No... Una medalla, creo. ¿No parece un crucifijo?

-Sí. Es cierto. Una medalla con el enganche roto. Por eso la confundí con una moneda roñosa. ¡Qué montón de basura!

-A veces la basura sólo son cosas desordenadas. Si lo arreglas un poco estamos en un almacén. La tormenta debió poner todo patas arriba.

-Puede. Lo único que estaba en su sitio es lo del cajón: la plancha, una medalla y el arma. Extraña combinación.

-Y la munición.

-Sí, eso también. ¿Nos quedamos el arma?

-¿Sabes usarla?

-No, pero en las películas no parece muy difícil.

-Yo te enseño.

-¿Tú has disparado alguna vez?

-Claro. Mi padre quiso que aprendiera a defenderme en un mundo de hombres.

-Y la mejor defensa es hacerte pasar por uno. Así nadie se fijaría en ti.

-Cést Ça. Mira, esto se llama tambor, por los agujeros introduces los cartuchos, lo deslizas a su alojamiento, y listo.

-¿Y ya está?

-Y ya está. ¿Qué esperabas? ¿Un título universitario? Cógelo. Se llama revólver.

-Una título no, pero algo más de ciencia… Pesa más de lo que parece.

-Aquí la ciencia la pone el que lo inventó. Los usuarios no la necesitan.

-Ya veo. Cualquier descerebrado puede usarlo.

-Más afición cuanto menos seso. Este pesa más porque es de cañón largo. Mejora la puntería.



© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

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