viernes, 13 de junio de 2014

EN LOS BANCOS DE LA PLAZA



EN LOS BANCOS DE LA PLAZA




Cuentan los antepasados, una historia difícil de creer.

No por inverosímil, ni por antigua ni moderna.

Sino por cierta.

Que la verdad no hay quien la soporte no la repitan no la cuenten.

Den con ella de comer a los sabuesos. O a los buitres a los cocodrilos.

A los cerdos.

Rómpanle los huesos, háganla sufrir.

A esa gran hija de puta, la verdad.



Hablan los corrillos de abuelos de cómo ocurrió lo ocurrido.

Por qué pasará lo que está cantado y qué poco caso hacen estos jóvenes

soberbios.

Hartos de sí mismos, plenos de contenidos: vanos e inútiles como la guerra

al envejecimiento y el tiempo. Éste pagano lujurioso que siempre desnuda

a la verdad.



Superadas las expectativas y dejado atrás todo objetivo razonable,

los arrogantes jóvenes han subido el listón

para saltar más alto correr más rápido más lejos.

Estos jóvenes estos putos jóvenes dopados de irreflexión y falsa seguridad.

De discursos breves mirada corta oídos sordos.

Jóvenes sabios tanto como jóvenes necios. Jóvenes ávidos:

de irrealidad y hostias.



Cuentan los antepasados a los jóvenes muchas historias. Alguna cierta.

Mientras se ríen a carcajadas fingen que escuchan.

Mañana estos jóvenes sin pelo ni dientes ni fuerzas ni ganas y ajados de arrugas

narrarán historias de sus antepasados.

De lo que ocurrió cuándo ocurrió por qué lo hizo.

Quién fue el culpable.



Historias que serán ciertas en parte, inventadas algo, adornadas muy,

a otros jóvenes altivos faltos de interés,

por escucharlos.






© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

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