domingo, 22 de junio de 2014

HUMANIDADES ENFRENTADAS, parte 2



Otro paraíso tropical echado a perder por el delirio socialista de un hijo de galleguitos que quería transformar el mundo sin transformarse a sí mismo. Más bien su idea era la de cambiarnos a todos según su imagen y semejanza a base de populismo, demagogia, oportunismo, victimismo y horas y horas y horas de discursos radiados y televisados que mis padres junto a toda su comunidad de ingenuos inteligentes se tragaron durante décadas. De tal forma que el pensamiento fue uno y el seguimiento completo. Todavía me resulta difícil entender cómo fue que tanto cerebro amueblado sometido dócilmente a la doctrina siguiera a ese mesías zalamero y embaucador. Pero así fue, y quizás por eso. Una generación perdida. Y la mía y la siguiente pues el que no huyó, también.

Por todo esto mi objetivo, y el de aquellos que conocía en mi círculo vital más próximo en edad, era marchar. Lejos y si pudiera ser para siempre, que allí la situación necesitaba al menos tres generaciones más para enmendarse. O cuatro si descontábamos la mía cuyo escepticismo era tan grande que no se planteaba siquiera el hecho de intentarlo. No estábamos dispuestos a perder la vida arreglando lo que habían roto nuestros padres. Con un voluntario por familia ya era suficiente. Los demás, a prosperar. Si esto puede ser pues partiendo de las más bajas cotas de desarrollo personal no parecía muy difícil, y bien lejos.


Así las cosas, con mi carrera de sacamuelas sin terminar y los límites de mi paciencia altamente superados, opté por huir, que era como desaparecer.



© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

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