jueves, 5 de junio de 2014

PÉTALOS DE PENSAMIENTO, parte 142 (novela media)



-¡Te digo que me lo des!

-¡Es mío!

-¡Mientes! ¡Este estaba en mi maleta, con todo lo demás! ¡Es mío!

-¡Serás zorra embustera! ¡Me lo has quitado mientras dormía! ¡Devuélvemelo ahora mismo o te enteras!

-¡La que se va a enterar eres tú! ¡A mí nadie me llama embustera! ¡Zorra a mucha honra! ¡Tú porque no puedes, adefesio! ¡¡Que eres un adefesio!!

-¡¿Yo adefesio?! ¡¡Ven aquí!! ¡Que te voy a calentar los morros!


Las dos españolas gritan en los lavabos. Son las siete de la mañana y se pelean por un espejo. Y eso que en los lavabos hay varios, pero el espejo de mano de una de ellas es lo más de lo más; según ella y su propia vanidad. Un pequeño espejo corriente a pesar de todo, donde verse la mitad de la cara, o sólo un ojo si era a corta distancia. Pero un objeto tan ajeno a la cotidianeidad del mar, tan prescindible en ese entorno limitado como relevante en tierra para los engaños de la vista. En cambio ellas parecían concederle la importancia de lo indispensable. Tan frívolo como insustituible.

De las amenazas a los insultos de éstos a las tortas de aquí a los empujones. Definitivamente despiertan al pasaje y algunos miembros de la tripulación, que se acercan al lugar de los hechos. Las dos mujeres ruedan por el suelo. la gorda, más torpe y más gorda, se defiende con arañazos y mordiscos donde pilla: brazo pierna oreja tetas… Todo lo muerde.



© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

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