sábado, 7 de junio de 2014

PÉTALOS DE PENSAMIENTO, parte 146 (novela media)



-¡Hombre al agua!


Grita en holandés el holandés ayudante del capitán. A lo que éste le da un cachete:


-¿Hombre? ¿¡Cómo que hombre!? ¿No ves que es una bella dama? ¡Paren máquinas! ¡Maniobra de recuperación! ¡Bote de rescate!


Sorprendentemente en ese barco de sospechas, el personal trabajador reacciona con rapidez y disciplina a las órdenes del capitán. El holandés para el motor, los dos chinos de mantenimiento juntos a los dos italianos mecánicos a la carrera preparan un bote de popa. Por suerte no el usado por Fausto y Charlotte, que ya lo consideraban un poco suyo, sino otro en estribor. El africano pequeño ordena en swahili a sus ayudantes lo que nadie entiende pero suponen, pues éstos se alzan al bote y lo aúpan a él.

Cuando el italiano más nervioso suelta el freno, bota con tripulantes cae a plomo contra la plancha de agua. El golpe es violento pero no mortal. La morena chapotea como perrito caído a la piscina: desesperada. Sólo grita algo parecido a<>. Pero este extremo no se puede confirmar porque de su garganta brotan más gárgaras que palabras. Es evidente que no sabe nadar o lo hace muy mal. Tras un espectacular mareo de brazos y una gárgara soprano se sumerge provocando un coro de oes en los espectadores repartidos en tres categorías: oes de aflicción procedentes de sus apostantes. Oes de satisfacción procedentes de sus apostantes contrarios. Oes de asombro del pasaje seguido de un ¡Síi, jódete! de su compatriota y rival. 




© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

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