sábado, 7 de junio de 2014

PÉTALOS DE PENSAMIENTO, parte 147 (novela media)



La alegría no dura mucho, porque desde el bote de rescatadores los dos africanos grandes se zambullen en su búsqueda. Siempre a las incuestionadas órdenes del africano enano. El suspense es breve, más de lo deseado por las emociones fuertes, más de lo esperado por el público, menos de lo conveniente para su protagonista. Semidesnuda e inconsciente reaparece en los brazos del africano uno, y cogida de los pies por el africano dos.

Del agua al bote del bote al barco. Carreras coscorrones pisotones caídas tropiezos protestas. Ella no se entera y como nadie tiene intención de contárselo esto último no ha ocurrido. En el barco a… la enfermería. Resultó que sí, había una y ningún pasajero conocía su existencia. En el puente de mando, entrando a la derecha una puerta habitualmente cerrada guarda lo poco disponible para primeros auxilios. Y segundos y terceros que perdidos en alta mar no hay para muchas opciones.


Superado el inconveniente de la maniobra, los negros tamaño baloncesto portan a una blanca tamaño pelota y arrojan el cuerpo sobre una de las camas. Dos, que tampoco se ha de derrochar. Es un carguero no un trasatlántico oceánico para viajes de placer de gente acomodada. Fausto estira el cuello entre los cuellos estirados de todos los curiosos, pero él no quiere ver a la morena sino descubrir si es ahí donde esconden a la niña de sus apariciones. La última vez se le mostró con heridas sangrantes así que bien podría ocultarse en ese lugar. Parecía el escenario idóneo, después de todo, y muy próximo al punto de las visiones.





© CHRISTOPHE CARO ALCALDE

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